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Valeria Martínez con ``Prehistoria´´

Actualizado: 9 mar 2020



P R E H I S T O R I A


“Porque la belleza no es sino la iniciación de lo terrible: un algo que nosotros podemos admirar y soportar tan solo en la medida en que se adviene, desdeñoso, a existir sin destruirnos”

Rainer Maria Rilke (1912)


Sinopsis


Prehistoria trata sobre el sabor del tiempo; investiga un abordaje escénico centrado fuertemente en la duración en tanto material tangible. Es una práctica física, emocional y poética; un procedimiento expuesto que se vuelve el tema en cuestión. Delicado tratamiento sobre la voluntad de hacer y hacerse en escena; excava su mismo suelo y deriva en un tipo de objeto duracional, un acontecimiento que invita a cada uno a hacer su propio trabajo. Contemplación de lo bello o lo monstruoso de los procesos más que de las cosas cuando ya están hechas.



Día: Viernes 27 de Marzo a las 21 horas.

Lugar: Centro cultural Pasaje Dardo Rocha.

Precio: 500$

Obra: Prehistoria.

Duración: 50/60 minutos.

Pais: Argentina.


Pagina web Valeria: Pulsa aquí


* Compra tu entrada de acceso a las funciones en Boletería del Centro Cultural Pasaje Dardo Rocha de lunes a viernes en el horario de 17 a 21 hs. Sábados de 15 a 22 hs.


Creación y performance: Roxana Galand, Yanina Rodolico, Mercedes Claudeville, Valeria Martínez.

Composición sonora en vivo: Cristian Martínez y José Binetti.

Diseño lumínico: José Binetti.

Colaboración artística y asistencia: Soledad Gutiérrez.

Dirección: Valeria Martínez.


Descripción de la propuesta


En las distintas iniciativas contemporáneas de la danza es frecuente el uso de estrategias que apuntan hacia la exposición del cuerpo a diferentes dispositivos de afección más o menos sofisticados, en este caso, se trata de una apuesta originada en una primera elección muy simple, un recorte puntual, que se vuelve en sí inmenso de atravesar. Pues lo que se pone en práctica es, nada más ni nada menos, que una experimentación y un tratamiento sobre la voluntad de hacer escénicamente.

Desde aquí resulta el estudio de otro modo de hacer; un no-hacer o un hacer con otro tiempo que implica un esfuerzo de amplificación en varios planos, una amplificación de la atención por la atención, de la presencia por la presencia y del cuerpo por el cuerpo.

La práctica consiste en un trabajo o insistencia sostenida en torno a una única cosa, es un “dejarse estar ahí” en tanto actividad que se inicia situándose o se inaugura como puntualización en el espacio y el tiempo. Hay un momento -el que nos toca- un umbral o apertura; una posición que habilita una relación. Desde este lugar se avanza entonces, en un tipo de vaciamiento o despojamiento paradójico, puesto que es también llenarse, cargarse.

Prehistoria, porque parece estar originada en una pregunta que es anterior al hacer y que funciona a modo de excavación del suelo de la acción y de la instancia narrativa. En la vivencia de la obra la percepción del tiempo se espesa como presente y se saborea en un entre multiplicado, abriendo o corriendo los límites, desplegando en múltiples intersticios el sentido de lo que pasa.

Todo comienza con la traza de un círculo devenido espiral donde hundirse, caer al fondo. Este solo punto es, en verdad, todo lo que hay. Abrazo de un uno, conformado con tiempo (se dispone de tiempo) y vulnerado a partir de una escalada que no sucede tanto como desarrollo sino más bien como mismidad que se intensifica.

En esta amplificación donde lo mínimo se vuelve inmenso, aparece un reverso del hacer que revela otra potencia, una fuerza singular. Al inhibir la forma habitual de relacionarnos con la voluntad, las cosas que pasan en torno a nosotros adquieren otros pesos, se vivencia en el cuerpo una especie de no-control de la acción, o una vía de acción no usual.

La obra demanda por lo tanto un trabajo escénico no-interpretativo y la apropiación de un conjunto de recursos y estrategias personalizadas. Cada performer ha entrenado profundamente este tránsito hasta encontrar cómo habilitar esta disposición, este “estar al servicio”, en cual el cuerpo se transforma enteramente en un canal o medio donde aquello que se presenta, se amplifica.

El hacer escénico en Prehistoria consiste en un ejercicio de transformación muy honda; los cuerpos transitan cercanos al trance, volviendo visible un proceso de metamorfosis o transmutación de la materia hacia otros mundos posibles. En este dejarse, los hallazgos emergen desde el territorio de lo monstruoso, lo terrible, lo deforme, lo primitivo y lo animal. Los cuerpos de mujer una vez volcados hacia la escena y en el trance de este hacer, resultan redescubiertos en sus potenciales humanos y son llevados, tironeados, hacia un más allá que excede el orden de lo cotidiano.


Recepción


Se genera un tipo de objeto artístico que invita a cada uno a hacer un trabajo; un proceso de focalización y amplificación en la recepción. Propone además, una apreciación de la belleza como plasticidad poética visual, duracional o procesual -una naturaleza- dada en escena. Entrar en Prehistoria se parece a ver crecer una flor o imaginar el viento que desgasta la montaña; implica un estado compartido y un modo de contemplación que lleva a ver lo bello o lo monstruoso de los procesos más que de las cosas cuando ya están hechas. 

Es una propuesta escénica expuesta como práctica poética, su sucederse es emplazado, situado, toma de la arquitectura o ambiente su escala, formas, texturas, colores y sonoridades reales. Recupera las ideas de las propuestas duracionales o el teatro de la lentitud, comprendiendo la duración como forma de resistencia enmarcada en una era donde lo efímero, efectivo e inmediato adquieren el mayor valor. La performance propone una forma de percepción que entra en tensión con esa naturaleza agitada y sin materia en la que vivimos a diario, se constituye como experiencia en la que el peso específico del cuerpo y del tiempo (del cuerpo en el tiempo) se condensa y adquiere una otra dimensión.







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